Despilfarradores de tiempo
- iamevolucion

- 11 dic 2020
- 2 Min. de lectura
Aunque todos los talentos que en algún momento han brillado están de acuerdo en este solo punto: en ningún momento se admirarán bastante de esta ofuscación de la mente de los hombres. No consienten que nadie invada sus fincas y, si surge un pequeño conflicto sobre la dimensión de los terrenos, acuden corriendo a las piedras y a las armas: dejan que otros entren en su vida, es más, ellos mismos introducen incluso a sus futuros propietarios. No se encuentra a nadie que quiera repartir su dinero: ¡entre cuántos distribuye cada uno su vida! Son estrictos a la hora de conservar su patrimonio, en cuanto hay ocasión de malgastar el tiempo, pródigos por demás con lo único en lo que la avaricia resulta honorable.
SÉNECA, Sobre la brevedad de la vida, 3.1-2
Hoy habrá una serie de interrupciones: llamadas, correos, visitas, eventos inesperados. Brooker T. Washington apuntó que "la cantidad de personas que aguardan consumir nuestro tiempo sin ningún sentido es casi innumerable"
Por otra parte, un filósofo sabe que, por defecto, debería adoptar un estado de reflexión y consciencia de sí mismo. Por eso protege su espacio personal y pensamientos con tanta cautela de la intromisión del mundo. Sabe que un par de minutos de contemplación son más importantes que cualquier reunión o reporte. También sabe que, en el fondo, tenemos muy poco tiempo de vida y que nuestras existencias se pueden agotar muy rápido.
Séneca nos recuerda que si bien somos eficaces al proteger nuestra propiedad física, en cambio somos demasiado laxos a la hora de imponer fronteras mentales. La propiedad se puede recuperar, abunda, hay territorio que el hombre no ha tocado. ¿Qué hay del tiempo? El tiempo es nuestro activo más irremplazable, no podemos comprar más. Sólo podemos proponernos desperdiciarlo mínimamente.
Holiday, R. y Hanselman, S. (2017) Estoicismo cotidiano, Océano.
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